Nuestra práctica clínica, la elaboración clínica y teórica, así como la actividad investigadora de nuestro Instituto, se inscriben, con elementos de innovación, en la tradición psicoterapéutica sistémico-relacional de Gregory Bateson y la Escuela de Palo Alto (Haley, Weakland, Watzlawick et al.). Las actividades de formación de nuestra Escuela de Psicoterapia también están firmemente ancladas en esta tradición. Y es aquí donde hunden sus raíces la teoría de las polaridades semánticas y el modelo de la personalidad y de sus desplazamientos psicopatológicos de Valeria Ugazio, reconocido ya como uno de los desarrollos contemporáneos más innovadores del modelo sistémico.

Esta tradición nos ha legado una nueva forma de pensar, una nueva manera de ver los problemas humanos y su formación, no un simple conjunto de técnicas, inevitablemente manipuladoras cuando no nacen de una nueva visión de la realidad. Es esta forma de pensar la que desempeña un papel importante en los procesos de cambio en la terapia y en la formación. Por ejemplo, gran parte del alumnado que asiste a nuestra Escuela de Psicoterapia aún no tiene una práctica clínica regular, pero percibe el valor terapéutico del modelo al aplicarlo a su propia experiencia y al experimentar en sí mismo los profundos cambios que el modelo produce. Ciertamente, después de un año de Escuela, nuestro alumnado ya no es el mismo: su forma de pensar, su percepción de sí mismos y de los demás han cambiado de forma irreversible.

Gracias a esta nueva manera de pensar es posible captar los recursos incluso en el daño, aspecto que hace que la perspectiva sistémica sea muy eficaz a nivel terapéutico. De hecho, son los recursos del paciente y los de su familia los que el terapeuta debe aprovechar en el proceso de cambio.