PSICOPATOLOGÍA Y SEMÁNTICA

Las familias difieren profundamente entre sí, incluso cuando pertenecen a la misma cultura. Hasta ahora, el modelo de las polaridades semánticas familiares ha identificado cuatro conjuntos coherentes de significados, cada uno de ellos alimentado por emociones específicas, denominados semántica de la libertad, la bondad, el poder y la pertenencia. Cada una de estas semánticas expresa una premisa característica de la cultura occidental que pueden formularse sucintamente de la siguiente manera: libertad como independencia de las relaciones, bondad abstinente, igualdad como abolición de las diferencias e irrevocabilidad de la pertenencia al grupo originario de relaciones. Estas ideas tienen una historia precisa en el contexto cultural más amplio y desempeñan un papel central en las familias donde la semántica de la libertad, la bondad, el poder y la pertenencia dominan la conversación.

Una de las tesis avanzadas por la teoría de las polaridades semánticas es que estas semánticas dominan la conversación familiar de las personas con trastornos del espectro fóbico (semántica de la libertad), trastornos obsesivos compulsivos (semántica de la bondad), trastornos psicógenos de la alimentación (semántica del poder), depresión y otros trastornos del humor (semántica de la pertenencia). Por ejemplo, en una familia en la que uno de sus miembros padece un trastorno obsesivo-compulsivo, las polaridades bueno/malo y vivo/muerto, alimentadas por la oposición emocional culpa/placer de los sentidos, dominan la conversación. Los incidentes que implican la intención deliberada de hacer daño, el egoísmo, la codicia, el placer culpable de los sentidos, pero también la bondad, la pureza, la inocencia, el ascetismo, así como el sacrificio y la abnegación estarán en el centro del intercambio comunicativo. [1] [1] En consecuencia, los miembros de estas familias se sentirán, y serán considerados, buenos, puros, responsables o, por el contrario, malos, egoístas, inmorales. Encontrarán personas que los salvarán, los elevarán o, al contrario, que los iniciarán en el vicio, los inducirán a comportamientos de los cuales podrán después sentirse culpables. Se casarán con personas capaces de abnegación, inocentes, puras o, por el contrario, crueles, egoístas que se aprovecharán de ellos. Sus hijos serán buenos, puros, castos o, al contrario, desenfrenados en la expresión de sus deseos, violentos en la afirmación de sí mismos y de su propia sexualidad. Algunos de ellos sufrirán por el egoísmo, y a veces por la perfidia de los demás o por la maldad intrínseca a sus propios impulsos. Otros se sentirán orgullosos de su propia pureza y superioridad moral. (Ugazio, 2022, p. 166).

En muchas familias, la semántica de la bondad domina la conversación, pero ningún miembro desarrolla un trastorno obsesivo-compulsivo, a pesar de que los miembros de la familia expresan narrativas sobre sí mismos, valores, formas de relacionarse similares a las desarrolladas por las personas con trastornos obsesivo-compulsivos. Esto es igualmente cierto para las otras tres semánticas mencionadas. Lo que es crucial para la transición de la normalidad a la psicopatología son las posiciones adoptadas por el paciente y los demás miembros de la familia dentro de la semántica crítica.

La teoría de las polaridades semánticas familiares ha delineado, para cada semántica, com-posiciones específicas, al menos triádicas, que adoptan los miembros de la familia dentro de cada semántica. Estas com-posiciones pueden hacer que un miembro de la familia experimente conflictos específicos en relación con las polaridades semánticas críticas. Cuando esto ocurre, el sujeto puede oscilar entre posiciones recíprocamente excluyentes y acabar desarrollando una psicopatología evidente

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